Palacio encantado de la Vireina

El edificio constituye uno de los mejores exponentes de la arquitectura civil barroca de Cataluña. En 1776, Manuel de Amat y Junient, marqués de Castellbell, volvió a Barcelona con una gran fortuna, tras cesar en su cargo como virrey del Perú. Como muestra de su riqueza se hizo construir un palacio.
La joven Maria Francesca Fiveller i Bruc, vivía retirada al convento de las Jonqueres a la espera de contraer matrimonio de conveniencia con un sobrino del virrey del que estaba enamorada al haberle conocido anteriormente.
Pero el día de la boda, el novio la dejó plantada en el altar. El padrino de bodas, el mismo virrey, viendo la humillante situación le propuso casamiento con él. La joven aceptó la proposición, aunque el virrey contaba ya 75 años. Tras tres años de matrimonio la joven quedo viuda, y el palacio pasó a conocerse como el Palacio de la Virreina.
Se dice que el alma de María Francesca aun ronda en las inmediaciones del palacio y entre las mesas de la plaza real, quizás debido al sufrimiento de verse abandonada en el altar y tener que casarse con un anciano.

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