Placeta Cristo de las Azucenas - Granada

Granada cuenta con varios barrios pintorescos, dignos de visitar por su historia y tradición. Si hay uno que destaca es el Albaizyn . El germen de esta ciudad se esconde entre las calles estrechas y las empinadas cuestas .

Dentro de los límites de la antigua Alcazaba Qadima de los Ziries , encontramos uno de los pocos espacios abiertos de la zona. Se trata de la Placeta del Cristo de las Azucenas, también conocida como Huerto del Carlos, o Plaza de Santa Isabel la Real.

La Placeta Cristo de las Azucenas se encuentra detrás del Palacio de Dar Al-Horra y del Monasterio de Santa Isabel la Real . Está rodeado por las calles de Pilar Seco, Santa Isabel la Real y el Callejón de las Monjas, donde se alza el famoso Arco de las Monjas .

Este enclave de espacios abiertos tiene su origen en el antiguo Imperio Romano, en el siglo I d.C. Aquí se encontraba un foro romano, lugar de reunión de los ciudadanos de la época y donde se levantaban varios edificios administrativos. Es cierto que los íberos la utilizaron como necrópolis unos siglos antes, entre los siglos VII y I a.C.

En el siglo XI, los jardines del mítico palacio del rey Badis se encontraban en el enclave que ahora ocupa la plaza. Posteriormente, en el siglo XV, el palacio fue reconstruido y habitado por la reina Aixa, madre de Boabdil y esposa del sultán Muley Haccen.

Con la llegada de los Reyes Católicos, la Reina Isabel funda el Monasterio de Santa Isabel la Real, principalmente por la importancia simbólica del lugar. La orden puso en uso el edificio en 1504 y hasta el desalojo de Mendizábal en 1835 disfrutó de uso exclusivo de la hermosa y fértil huerta. La huerta estaba rodeada de muros amurallados y cipreses . Tenía una gran piscina en el Aljibe del Rey. De este aljibe salía un gran canal que atravesaba la huerta , con pequeñas acequias que distribuían el agua por todos los rincones de la huerta. Estaba rodeada de toda clase de árboles frutales, y con la llegada de la primavera, su vista era un deleite para los sentidos.

La huerta se siguió utilizando hasta la segunda mitad del siglo XX. Su sobrenombre de "El huerto del Carlos" se debe al hijo de los porteros que, a principios del siglo XX, custodiaban el monasterio y cuidaban la hermosa huerta. Según los expertos, el jardín era una verdadera huerta.

willem vandenameele