Balneario de Cabreiroá

Los verínes siempre han utilizado las aguas de este manantial para tratar diferentes dolencias. En el pasado, el lugar donde se encuentra este maravilloso complejo de edificios solía ser un enorme charco debido a la afluencia de personas que querían probar las aguas.
Las instalaciones fueron mejorando lentamente con pequeñas obras y en 1906 las aguas de manantial fueron declaradas de utilidad pública. En ese momento, decidieron construir un pequeño quiosco como una especie de templo octogonal donde la gran cantidad de personas que visitaban pudieran protegerse del mal tiempo. La construcción de esta pequeña planta embotelladora fue acompañada por la fundación del balneario en 1907 gracias a una aportación económica de José García Barbón, benefactor del pueblo. Esta gran infraestructura fue diseñada como un complejo sanitario tal y como lo entendemos hoy en día, y solían asistir importantes personalidades, como el Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal. Permaneció abierto hasta 1936, cuando se convirtió en un puesto militar y hospital debido a la Guerra Civil. Posteriormente, volvió a su actividad de embotellado, y la toma de agua comenzó a perder su riqueza.
A nivel técnico las aguas contienen bicarbonato y sodio, particularmente favorables para la digestión, estimulando la movilidad gástrica, así como el intestino, la vesícula biliar y el tránsito pancreático.

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