Rey Alberto I y el castillo de Loppem

El Rey Alberto es un hombre sensato y perspicaz. Así se niega de manera contundente a participar en las ofensivas francesas e inglesas durante la guerra. Según él, solo sirven a sus propios objetivos bélicos. Además, piensa que tienen pocas posibilidades de éxito y causarán aún más víctimas innecesarias.

Al final de la guerra, del 24 de octubre al 25 de noviembre de 1918, el rey se instala aquí, en el castillo de Loppem. Está al frente de un país desgarrado y desolado, donde la población ha sufrido durante años. En Rusia y Alemania, mientras tanto, se está desarrollando la Revolución Rusa. El Rey Alberto teme que esto haga que Bélgica caiga aún más en el caos, pero también comprende que el pueblo no se conformará con un regreso a la situación política anterior a la guerra.

Según él, solo reformas políticas drásticas pueden desactivar la explosiva situación socioeconómica. Por lo tanto, el rey decide inmediatamente después de la guerra formar un gobierno de unidad nacional. En él están incluidos tanto católicos, liberales como socialistas. También introduce el sufragio universal masculino (un hombre, un voto) y pone la causa flamenca en la agenda política.

Vl. Toeristisch bezienswaardigheden