BASILIQUE SAINT-MAURICE

Joya de la arquitectura milenaria, acompaña los momentos álgidos de la vida local, vigilando la ciudad con su torre-campanario como un centinela de piedra arenisca rosa de los Vosgos. Su silueta heterogénea que mezcla las diferentes épocas nos ha conquistado, al igual que ha conquistado el corazón de los espinalianos..

La Basílica de San Mauricio merece una visita, sea cual sea su fe
Nacida en el siglo XI, fue originalmente una iglesia parroquial pero también una iglesia abacial, bajo el nombre de San Goëry, cuyas reliquias curaban "el mal de los ardientes".
En el siglo XIII, estas peregrinaciones permitieron financiar las obras y la iglesia acogió un cabildo de damas nobles. Edificio de transición entre el románico y el gótico, su arquitectura es testigo de su evolución, combinando los estilos renano, borgoñón y champán. Al entrar por el portal burgués del oeste, nos sentimos humillados por la Nave, que tiene 14 metros de altura
Las galerías del crucero, cada una de ellas servida por una escalera de caracol, justifican las dos torretas visibles en el exterior y ¡tan características! En un ambiente de claroscuros, tras admirar el Entierro, la Capilla del Rosario y los relicarios, abandonamos este emblemático lugar para volver a la vida cotidiana que lo rodea..

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