Fuente: Willem Vandenameele
La visita comienza con la entrada a la basílica románica, a través de un portal monumental, el único elemento de la iglesia que ha permanecido intacto desde que se reconstruyó la fachada en 1622. El espacio interior, utilizado como museo y teatro de actos culturales, aún muestra los volúmenes medievales, a los que se han ido añadiendo frescos y mobiliario sacro a lo largo de los siglos, principalmente del siglo XVII y la época moderna.
El baptisterio contiguo, que siempre ha estado conectado a la iglesia y enriquecido con mobiliario moderno y frescos supervivientes, documenta un desarrollo paralelo al de la iglesia, que finaliza con la construcción de la monumental bóveda trecenética tardía.
En la iglesia también se puede admirar la Capilla de San Ignacio, una obra maestra barroca de finales del siglo XVII, diseñada por Domenico Martinelli, y un sarcófago romano del siglo II d.C.
La Zona Arqueológica, que se ubica sobre los cimientos de la iglesia y el Baptisterio, es uno de los sitios arqueológicos más importantes de la ciudad. Un recorrido por pasarelas metálicas atraviesa las estructuras de la antigua catedral del pueblo, antiguamente dedicada a Santa Reparata, y el baptisterio, que siempre ha estado vinculado a la iglesia. La secuencia estratigráfica de estructuras documenta la evolución de Lucca desde su fundación en la época romana hasta la Edad Media. La parte más antigua es la de los restos de una domus tardorrepublicana (siglo II a. C.), de la que se conserva parte del suelo de mosaico, aún claramente visible cerca del baptisterio.
Fuente: Willem Vandenameele
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