Echternach

Cada año, el primer martes después de Pentecostés, miles de peregrinos acuden a Echternach para la famosa procesión. Bailan al ritmo de una polka por la ciudad en dirección a la basílica con la cripta y la tumba de San Willibrord, el monje irlandés y misionero que fundó la capilla benedictina en 698. El joven y combativo Willibrord eligió Echternach como base para sus, al parecer, no muy suaves viajes de conversión hacia el norte. Murió en el año 739 en un aroma de santidad. No obstante, los monjes lograron mantenerse firmes y hacer valer su influencia hasta 1789, el año en que los revolucionarios franceses destruyeron todo lo que aspiraba a la santidad. Los buenos monjes fueron instados de manera revolucionaria a empacar sus maletas. Posteriormente, la abadía sirvió como fábrica de porcelana y, en ciertos momentos, incluso como cuartel.

Lannoo