San Antonio Panzacola

Esta capilla fue construida en el siglo XVII, según la leyenda bajo iniciativa de una mujer cuyos hijos habían seguido los pasos de su padre, un famoso contrabandista. Cuando la policía quería controlar su casa, donde se encontraban cuartos llenos de mercancías de contrabando, ella rezó para que no cayeran en manos de las autoridades, y prometió construir una capilla con la mitad del valor del contrabando. Milagrosamente, al entrar en la casa, la policía no vio las cajas amontonadas, y la mujer cumplió su promesa, y utilizó la otra mitad de la mercancía para impulsar a sus hijos a dedicarse a una actividad lícita.

El nombre de Panzacola se derivó de un rancho que se ubicaba donde ahora se encuentran los Viveros de Coyoacán . Hasta hoy, no es fácil de visitar su interior, porque sólo abre para misas en las mañanas de sábado, domingo y lunes. El resto del tiempo permanece cerrado, para proteger el valioso retablo barroco adentro.

De afuera, es muy sencilla, pero interesante porque no ha sufrido muchas modificaciones. La abscisa redondeada de piedra volcánica, las gárgolas y los pináculos sugieren un aspecto medieval. La fachada tiene una entrada de arco de medio punto tiene una piedra de clave interesante, y encima se encuentra una imagen, no de San Antonio de Padua (patrono) sino de San Sebastián. Este santo tuvo mucha importancia en los primeros siglos virreinales, porque por haber sido flechado y golpeado como mártir, guardaba muchas cicatrices que la gente vinculaba con las que te dan cuando sobrevives a una epidemia contagiosa como la viruela. Por esto la gente le veneraba para obtener protección de las epidemias.

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