Monumento a la tragedia minera de Marcinelle (1957)

Cada día salía de la región un autobús con 38 mineros hacia Bois de Cazier en Marcinelle. También ese miércoles 8 de agosto de 1956, el día en que la catástrofe sorprendió a cada belga con asombro y un dolor inmenso. Solo cinco mineros regresarían. Treinta y tres encontraron la muerte por fuego y asfixia en la 'Taille de Flamins' a 1.035 metros de profundidad. Un minero que fue ingresado en un hospital cercano, se quedó en la salida de la mina al ser dado de alta, incapaz de irse mientras hubiera aún compañeros bajo tierra. Trece pueblos de la región se vieron afectados. Baal, Betekom, Aarschot, Tremelo e Itegem sufrieron las mayores pérdidas. El número de huérfanos y viudas aumentó ese día en cien.
La catástrofe fue la mayor en la historia de Bélgica. También fue la segunda mayor catástrofe de Europa Occidental del siglo XX. En el cementerio de Betekom se enterraron los cuerpos de los mineros no identificados. En 1957 se erigió un monumento conmemorativo sobre su tumba en forma de lámpara de minero.

Jan Rymenams