Violencia bélica Casa Derycke-Martens

Granja de Cyriel De Rycke

A la derecha del camino vivía Cyriel De Rycke con su esposa Rufina Demets y sus cuatro hijos. Cyriel había vivido la Primera Guerra Mundial allí de niño. Por eso decidió mudarse a la casa de unos familiares de su esposa en Dentergem.

Un hijo lo describe así:

Mi padre tenía malos recuerdos de la primera guerra. Al final de esta, soldados alemanes estaban cocinando en nuestra casa mientras nosotros estábamos en el sótano. Entonces llegaron soldados del ejército francés y comenzó una batalla sobre nuestras cabezas. Dos soldados franceses perdieron la vida. (…)

Para no tener que vivir eso una segunda vez, mis padres decidieron huir a casa de unos familiares de mi madre en Dentergem. Si no lo hubiésemos hecho, seguramente todos habríamos muerto. Al regresar, mi padre encontró su vivienda quemada. No teníamos utensilios para comer. Todo se había quemado, solo quedaba una pequeña fogata utilizable. Tuvimos que reunir algunos cacharros de soldados para poder comer. No teníamos nada para dormir. Había un gallinero en el patio y allí había algunas cestas que habían contenido proyectiles. Las pusimos una sobre otra para poder dormir en ese gallinero.

Horrores de guerra en la granja Martens

A la izquierda se encontraba el camino hacia la granja Martens, actualmente fuera de uso. La granja arrendada estaba a un tiro de piedra de la nueva Leie rectificada, no lejos del puente Neerhoek.

Aquí estamos frente a frente por primera vez con el inmenso drama de guerra que se ha vivido en esta región. No menos de siete miembros de la familia Martens y un visitante de Impe cerca de Aalst perdieron la vida durante los terribles días de mayo de 1940.

Los alemanes habían cruzado la Vieja Leie en el Tannerie Moderne en Olsene. Pensaban que estaban al otro lado de la Leie, pero para su sorpresa regresaron a un cauce de agua que no estaba mencionado en sus mapas topográficos. Detrás de la Nueva Leie, el 19º Regimiento de Línea belga estaba apostado. Los soldados belgas dispararon a los alemanes que casi no tenían cobertura en estos campos de heno. Los alemanes no sabían lo que les pasaba, fueron disparados por la espalda y por los lados. Pensaban que había luchadores de la resistencia en Neerhoek. Por eso, asesinaron a todos los residentes que encontraron allí.

Un testigo describe:

A la derecha del camino hacia la granja Martens, hay tumbas de oficiales alemanes. En una carreta yacían los cuerpos de padre Martens y su hija Anna uno al lado del otro sobre un poco de paja ensangrentada. El hijo mayor, Jozef, yacía junto a los caballos muertos. La madre y su hermana yacían sin vida a unos metros de distancia. El hijo Jules y un chico de Lede que estaba de visita en la granja, fueron encontrados muertos no lejos de una tubería de desagüe de concreto. El hijo menor, Remi - que había estado desaparecido - fue encontrado más tarde sin vida entre los escombros.

Dos hijos que lucharon en el ejército belga regresaron a la granja destruida y calcinada. Contaron 530 cráteres de proyectiles en los que pudieron enterrar a sus animales. Sin embargo, durante meses persistió un hedor casi insoportable en Neerhoek.

ludwigvan