Agencia de Inteligencia de la Defensa

La Agencia de Inteligencia de la Defensa es la principal organización militar de espionaje extranjera de Estados Unidos que opera bajo la jurisdicción del Departamento de Defensa. Como uno de los principales miembros de la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos, la DIA informa a los responsables de la formulación de políticas civiles y de defensa de ámbito nacional sobre cuales serían las intenciones militares y las capacidades de gobiernos extranjeros así como de entidades no estatales, mientras que también proporciona asistencia de inteligencia a nivel departamental y coordinación para componentes individuales de inteligencia para servicios militares y personal operativo de las fuerzas armadas. La función de la agencia abarca la recolección y análisis de inteligencia extranjera relacionada con la defensa, tal como política, economía, industria, geografía, medicina y salud.[3]​ Parte de sus responsabilidades nacionales como miembro de la Comunidad de Inteligencia es proporcionar con regularidad un «Boletín Diario Informativo al Presidente».

Aunque a veces se la ha comparado con servicios de inteligencia militar extranjeros, como el Directorado Central de Inteligencia ruso o el Aman israelí, la DIA es única en que dos tercios de sus 17.000 empleados son civiles y la estructura de la agencia se asemeja a la de su contraparte civil.[4]​ Las operaciones de inteligencia de la DIA en apoyo a la seguridad nacional de Estados Unidos se extiende y abarca mucho más allá de las zonas de combate, en cientos de lugares y embajadas norteamericanas en aproximadamente 140 países. La agencia se especializa principalmente en la recolección y análisis de inteligencia de fuentes humanas , tiene su propio Servicio de Defensa Clandestino y está a cargo de la integración de los esfuerzos diplomáticos militares estadounidenses en el exterior. La DIA también tiene asignada un gerente nacional para la altamente técnica Inteligencia de Reconocimiento y Signatura y un gerente del Departamento de Defensa para los programas de contrainteligencia. La agencia carece de autoridad para hacer cumplir la ley, aunque en ocasiones se halla retratado lo contrario en la cultura popular estadounidense.

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