La leyenda de las Sagradas Cruces

Esta es la leyenda:

"Una mujer pobre de Koudertaverent fue a los lombardos judíos para empeñar su único vestido decente. Ellos le prometieron mucho dinero a cambio de la Sagrada Hostia que recibiría en Pascua. La mujer aceptó y escondió la hostia después de la comunión pascual. En el camino hacia los lombardos, se arrepintió y escondió la hostia en un arbusto de alisos secos. En ese momento, el arbusto revivió y comenzó a florecer. Peregrinos de todas partes vinieron a ver este milagro. El dueño del campo se enfadó porque sus frutos estaban siendo pisoteados. Después de un tiempo, se cansó de la afluencia de gente y taló el arbusto. En ese momento ocurrió nuevamente un milagro: las astillas cayeron en forma de cruz, cubiertas con una gota de sangre. El granjero dejó de cortar y, el sacerdote fue llamado. La mujer confesó su error y la hostia fue sacada del arbusto y llevada en procesión a la iglesia de San Martín."

La leyenda de las Santas Cruces está vinculada a la Capilla de la Cruz y a la romería. En el contexto actual, la leyenda de las Santas Cruces no es políticamente correcta, por decir lo menos. La leyenda tiene un fundamento antisemita. Pero eso también es parte del patrimonio cultural con el que debemos aprender a lidiar, en lugar de encubrirlo.

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