Horno de cal de Lienne Ciney

El horno de cal fue construido tras la instalación de la línea de ferrocarril hacia Ciney. Cada día un tren transportaba la cal a las acerías en la cuenca de Longwy, donde la cal se utilizaba para la fabricación de hierro.

Los hornos de cal consistían en un camino de acceso a la boca del horno (trinchera de carga), un horno en forma de un cono truncado y aberturas para extraer la carga del horno. Este se llenaba con capas alternas de piedra caliza y madera o carbón mineral húmedo. A lo largo del camino de evacuación de menor altura, la cal viva caía en carros volquetes.

La producción de cal, obtenida al calentar piedra caliza a aproximadamente 900 °C, fue alguna vez una de las industrias más importantes en el valle del Mosa y las mesetas circundantes, donde la materia prima se encuentra en abundancia. La presencia, cerca de los pueblos colindantes, de restos de hornos, los chaufours o 'tchafors' en valón, atestigua esto.

La estructura de los hornos, compuesta de mampostería de piedra caliza maciza, forma el armazón de calderas recubiertas de piedras refractarias. Los chaufourniers, a quienes llamábamos 'los tchafornis', llenaban estas calderas con paja, leña y madera hasta la mitad de altura desde las aberturas de carga en la terraza superior (los gueulards), alternando con capas de carbón magro y piedra caliza. Después, se encendía el combustible. Cuando las llamas aparecían en la superficie, los chaufourniers completaban la carga hasta dos tercios de la altura de las calderas. Se esperaba que para 1T de cal, tras la extracción de residuos de combustión, se necesitaran en promedio 2T de piedra caliza y 200 kg de carbón magro.

Excepto por accidentes, los hornos ardían de 8 a 10 meses. Solo se detenían para realizar grandes reparaciones. Sometidos al fuego, las piedras de las capas inferiores se transformaban en granos de cal, que, guiados por una estructura de embudo (el grifo), llegaban a las salidas equipadas con un sistema de rejillas. A través de estas aberturas laterales en la parte inferior del tanque, los excavadores, llamados 'disforneus o Tireus al tchaus', podían extraer la cal utilizando un sillín (una pala plana compuesta por un mango de madera de 3 a 4 m y una paleta de aproximadamente 15 cm o una herramienta con dientes curvados) antes de cargarla en una carretilla. Un camino de descarga permitía vaciar la cal en volquetes. Este trabajo era excepcionalmente doloroso, aunque solo fuera por la fuga de gas y humo. La descarga era una operación muy delicada y para evitar que la masa de carga se desbalanceara y se tambaleara, el descargador tiraba de la cal en pequeñas cantidades de una abertura a otra, de modo que el contenido del horno descendía uniformemente a cada lado. A medida que el horno se vaciaba, el calderero rellenaba el horno desde la caldera.

Al salir del horno, la cal se presenta en forma de gránulos de polvo, que se llama "cal viva" o óxido de calcio (CaO). Esta cal viva se "apaga" sumergiéndola en agua para obtener un producto inerte, "cal apagada" o hidróxido de calcio (Ca(OH)2), que puede ser utilizado en morteros y enlucidos..

Particularmente en las paredes de graneros y gallineros se aplicaba un revestimiento a base de cal apagada y agua para combatir plagas. También se cepillaba sobre los troncos de los árboles frutales para controlar plagas. Las cenizas de las estufas eran utilizadas por los agricultores como fertilizante para los cultivos.

Con la llegada del cemento moderno y los fertilizantes, la cal perdió mucho de su importancia y, al no poder competir con las grandes empresas, la mayoría de los hornos artesanales en la región quedaron abandonados.

Willem Vandenameele